UGANDA, la perla de África.

Kampala

En un vuelo nacional, mi padre y yo, revista en mano, estudiábamos el mapa con todos los destinos de la compañía aérea en la que viajábamos. Entebbe, dijo mi padre, !Qué valor tuvieron los israelís! A lo que contesté: ¿Qué pintan los israelís en Uganda, papá?.

El 27 de junio de 1976, desde el aeropuerto de Tel Aviv, despega un avión de Air France con destino París via Atenas. En el avión hay 10 miembros de la tripulación y 243 pasajeros. Poco después de la parada en Atenas, cuatro fedayines armados advierten a todos por megafonía de que el avión pasa a estar a las órdenes del Frente Popular para la liberación de Palestina. Los terroristas, que en un principio tenían intención de quedarse en Libia donde permanecieron durante siete horas, finalmente despegan y hacen aterrizar el avión en Entebbe, Uganda, con el apoyo del dictador Idi Amin reconocido anti-semita. Los pasajeros son evacuados y trasportados hacía una sala del aeropuerto, mientras que los terroristas piden la liberación inmediata de 40 presos palestinos en prisiones israelís antes del 4 de julio. 

A los pocos días, los fedayines palestinos hacen una selección de los pasajeros y liberan a todos aquellos que no sean judíos. La tripulación de Air France, en un acto de valentía y responsabilidad, decide quedarse con el resto de rehenes, por lo que todavía son 104 rehenes los que permanecen en cautiverio. Esta decisión empujó al Mossad, el servicio secreto de Israel, a planificar una operación secreta. En primer lugar, localizó a la empresa israelí que casualmente había construido la terminal de Entebbe y a contrarreloj reclutó a algunos de sus ingenieros, los llevó a un lugar secreto y les hizo construir una réplica exacta del aeropuerto para poder hacer un simulacro. Los rehenes ya liberados, por otro lado, suministraron información detallada de como se organizaban los secuestradores, además de dar una descripción gráfica de sus rasgos físicos, a partir de la cual hicieron los retrato robot.

Operation Entebbe

A las 11.30 horas de la noche del 3 de julio, volando muy bajo para no ser detectados por los radares, cuatro aviones militares aterrizaron en Entebbe a oscuras y sin la ayuda de la torre de control. A continuación, del interior de uno de los aviones sale un Mercedes negro con dirección hacia la terminal, simulando ser el  coche del presidente Idi Amin en visita oficial y con la única intención de distraer a los militares ugandeses. La falsa comitiva presidencial llegó a la terminal donde estaban encerrados los pasajeros, los militares israelíes salieron de sus vehículos, irrumpieron en la terminal y gritaron, en hebreo, que todo el mundo se fuera al suelo. Los militares ugandeses y los fedayines no son capaces de responder con eficacia, por lo que el grupo de militares israelíes proceden a rescatar a los rehenes. El resto de soldados israelíes se encarga, mientras tanto, de sabotear todos los aviones de la flota ugandesa para no ser perseguidos en su huida. En la operación murieron los 4 terroristas palestinos, veinte soldados ugandeses, dos rehenes,  además del coronel Jonathan Netanyahu, hermano del actual Primer Ministro de Israel, al que se le reconoció como héroe de guerra.

Una vez montados todos los rehenes y la tripulación en los aviones, y tras un parada técnica en Nairobi, se produjo finalmente la llegada triunfal a Israel.

Lake Victoria, the place where many corpses were thrown.

Mi primera reacción al conocer esta historia fue: ¿cómo es posible que habiendo estudiado una carrera de Derecho y Relaciones Internacionales, ningún profesor hizo mención a este evento? En aquel entonces, se trató de un conflicto de dimensiones internacionales llevado ante Naciones Unidas. Para unos se trató de un evidente acto de agresión de un territorio soberano y, para otros, un acto de legítima defensa y heroicidad.

Mi siguiente reacción fue: ¡quiero visitar Uganda!

No es posible adentrarnos en la historia reciente de Uganda, sin hacer una mención especial al dictador que sembró el terror durante 8 años en este pequeño país del Este de África, un tirano que intentó plantar cara, sin mucho éxito, a sus antiguos colonizadores, el Reino Unido, o a potencias como Israel o Estados Unidos a los que llegaba a mandar telegramas aconsejándoles cómo gobernar su país o amenazándoles con un ataque inminente.

Idi Amin

Por un lado, nos encontramos con su lado afable, cómico y popular, una cercanía al pueblo que le llevó a alzarse con el poder aprovechando que el antiguo dictador, Milton Obote, del que era colaborador acérrimo, estaba de viaje oficial en la cumbre de la Commonwealth en Singapur y siempre con el beneplácito de las potencias occidentales, que consideraban que Obote era un político poco fiable, aliado del comunismo internacional.

Su autoproclamación como tercer presidente de la historia de Uganda fue seguida por un manifiesto cargado de simbolismo, derechos y libertades, en el que se entreveía un futuro mejor para los ugandeses y en el que además prometía dejar su cargo en cuanto fuese capaz de formar un gobierno democrático de transición. Es evidente que, en casi una década, no tuvo ni la más mínima intención de llevarlo a cabo. Esa simpatía que desprendía al inicio de su gobierno fue acompañada, inmediatamente, por una serie de delirios de grandeza: se erigió como presidente de por vida de Uganda, conquistador del Imperio Británico y último rey de Escocia, entre otros títulos. Su opulencia era desmedida, contando una flota descomunal de escuderías británicas como Rolls Royce, Aston Martin o Bentley, jets privados o numerosas mansiones confiscadas a sus opositores.

Toture chambers used by Idi Amin.

Por otro lado, su carácter bipolar convirtió su dictadura en una masacre en lo humano, en la que de la noche a la mañana podías pasar de ser su mano derecha a ser devorado por los cocodrilos del Lago Victoria; una hecatombe en lo económico, en la que sólo sus allegados disfrutaban de solvencia económica y un esperpento en lo social, en la que él era el único protagonista de todo lo que ocurría en Uganda. Contaba con su proprio programa de radio en el que narraba sus hazañas y amenazaba a todo el que se ponía en su contra, permitió la poligamia para poder casarse con más de una mujer, organizaba combates de boxeo (fue campeón nacional de boxeo), carreras de natación o circuitos de automóviles en las que no sólo era participante, sino que además siempre acababa como vencedor. Su excentricidad llegó hasta tal punto de ser acusado de caníbal, de comerse la carne de sus enemigos y de guardar sus cráneos en la nevera como trofeo.

El balance de su dictadura según los observadores internacionales y varios grupos de derechos humanos fue de 300.000 muertos y una serie de políticas antisociales entre las que se  encontró la llamada "guerra económica", un conjunto de medidas que incluían la expropiación de los inmuebles propiedad de los asiáticos y los europeos. 80.000 asiáticos, la mayoría de ellos indios, fueron deportados de Uganda. Todos sus negocios, incluyendo grandes empresas que formaban la columna vertebral de la economía ugandesa y todas sus posesiones y propiedades fueron expropiadas pasando a estar en manos del gobierno de Idi Amin. Muchos indios llegaron a tragarse sus joyas para no salir del país en pañales. 

Su última gran locura fue el intento de invadir Tanzania, su último disparo a ciegas que, a la postre, forzó su salida del país, primero con dirección a Libia, donde le esperaba su aliado Muammar el Gaddafi y, a continuación, a Arabia Saudí con su otro aliado, el Rey Fahd, que le dio cobijo hasta su muerte. Desafortunádamente, Idi Amin se convirtió en otro malhechor más en la lista de criminales que, a pesar de haber sido formalmente acusado por el Tribunal Internacional de la Haya de genocidio, no pagó por ninguno de sus crímenes.

Kampala's chaos

Aterricé en el aeropuerto internacional de Entebbe de madrugada, rememorando la hazaña de los israelíes hacía ya 36 años, una tormenta tropical me dio la bienvenida y es que Uganda se ubica geográficamente sobre el ecuador. El tráfico en Kampala, su capital, es ensordecedor, feroz, sólo apto para gente con agallas. En ese caos circulatorio la solución se llama boda-boda, una motocicleta que hace las veces de taxi y en el que pueden llegar a ir montadas tres e incluso cuatro personas sin casco. Los taxis boda-boda son parte de la cultura de de África del Este y tienen su origen en la frontera de Kenya con Uganda. El nombre proviene de la necesidad de transportar a la gente entre los puestos fronterizos sin el papeleo que conllevaba el uso de vehículos de motor para cruzar fronteras internacionales. En los años 60 todavía el transporte se solía hacer en bicicletas y sus propietarios gritaban a sus clientes potenciales: "border-border", o "boda-boda" si al mismo le aplicamos el acento africano (border significa frontera en inglés). El origen de Kampala se encuentra en uno de los reinos que habitaban una zona rica de colinas y pantanos, un lugar idílico para una especie de antílope, el impala. Cuando los británicos llegaron a la zona oyeron como en el idioma local, el luganda, se referían al lugar como "Akasozi K'empala", que significa el cerro del impala, debido a la gran presencia de impalas. Así "K'empala" con el uso repetido se convirtió formalmente en "Kampala". Por el contrario, no es inusual ver como en el idioma luganda también se adaptan las palabras del inglés, por ejemplo, un coche se dice "emotoka" (de "a motor car", automóvil en inglés).



Montado en el boda-boda recorrí Kampala, que con sus siete colinas emula a Roma, pero con un poquito menos de glamour. Los lugares más destacados de la ciudad son: a) la mezquita de Gaddafi (la segunda más grande de África), construida con la contribución económica del antiguo líder libio y desde donde se puede contemplar toda la ciudad, b) la anárquica estación de taxis de Kampala, c) los palacios de los reyes Buganda, el grupo étnico más destacado en Uganda; d) las reminiscencias del pasado negro de la Uganda de Idi Amin y, sobre todo, e) el Lago Victoria, el segundo lago de agua dulce más grande de la Tierra, después del lago Superior de Norteamérica, donde, con mis manos, engullí uno de los pescados más sabrosos que jamás he catado.

Pero su verdadero atractivo se concentra en su biodiversidad. Uganda es el lugar donde se encuentran la sabana y la jungla africana. El lugar donde se pueden observar a los leones merodeando por las llanuras y a los chimpancés jugueteando a través de la maleza de la selva.  Navegar canales tropicales repletos de hipopótamos y cocodrilos antes de adentrarse en la bruma de las montañas para visitar los majestuosos gorilas.

Uganda te da la bienvenida con una sonrisa tímida y con la esperanza de convertirse en un referente turístico, en lo que todavía son unos novatos, pero que quizá por ello hagan del país un verdadero deleite de simpatía, hospitalidad y en el que todos tus sentidos juegan un papel imprescindible para descubrir un país autentico, todavía lejos de ser deteriorado por las hordas de turistas. Para los ugandeses siempre seré un "mzungu", originalmente una persona que deambula un lado a otro, o también entendido como una persona de origen extranjero o de piel blanca. Para mí, los ugandeses son personas especiales que se ganaron un lugar especial en mi corazón.

Es por todas estas razones que Sir Winston Churchill no dudó en reconocer a Uganda como la perla de África.

Buganda's palace

English Version

Uganda the pearl of Africa.

In a domestic flight, my father and I, leafing through the airlines magazine, came across with their destinations map. Entebbe, my dad said! How brave the Israelis were! To which I replied: What do the Israelis have to do in Uganda, Dad?

On June 27, 1976, from Tel Aviv’s airport, an Air France plane took off with destination Paris via Athens. On the plane there are 10 crew members and 243 passengers. Shortly after stopping over Athens, four armed Fedayeen, announced over the loudspeakers that the plane was then under the control of the Popular Front for the Liberation of Palestine. The terrorists, who initially had intended to stay in Libya where they remained for seven hours, eventually took off and landed in Entebbe, Uganda, having the support of the dictator Idi Amin, a recognized anti-Semitic. Passengers were evacuated and taken to the airport’s lounge, while the Fedayeen threatened to kill them all if their demands of releasing at least 40 Palestinian prisoners from Israel’s prisons were not agreed to by July 4.

A few days later, the Palestinian Fedayeen made a selection within the passengers and released all those who were not Jews. The Air France crew, in an act of courage and responsibility, decided to stay with them, meaning that 104 hostages still remained in captivity. This decision prompted the Mossad, Israel's secret service, to plan a covert operation. First, they contacted the Israeli company that, by chance, had built Entebbe’s terminal and in a race against the time recruited some of their engineers, led them to a secret location and made them build an exact replica of the airport in order to make a drill. On the other hand, the freed hostages cooperated and provided information and details on how the hijackers were organized, besides giving a graphic description of their faces, from which they made the Photofit.

At 23.30 hours on July 3, flying low to avoid any kind of detection by the radars, four military aircraft landed in Entebbe in the dark and without the assistance of the control tower. Once landed, from the inside of one of the planes a black Mercedes left towards the terminal, pretending to be Idi Amin’s car in an official visit and with the intention of distracting the Ugandan soldiers. The fake presidential entourage arrived at the terminal where passengers were locked; the Israeli soldiers went off of their vehicles, stormed in the terminal and asked everyone in Hebrew to get down on the ground. The Ugandan soldiers and the Fedayeen are not able to understand and thus not able to respond effectively, as a result the Israeli soldiers easily come in and rescue the hostages. Meanwhile, the rest of Israeli soldiers sabotage the Ugandan aircraft fleet in order to avoid being persecuted in their way out. In the operation four Palestinian terrorists, twenty Ugandan soldiers, two hostages were killed, besides the Colonel Jonathan Netanyahu, brother of the current Prime Minister of Israel, which was later recognized as a war hero.

Once all hostages and crew were on board and, after a technical stop in Nairobi, Kenya, the triumphant aircrafts landed back in Israel.

My first reaction to this story was: how is it possible that after having studied a degree in Law and International Relations, none of my professors had made any mention of this event? This was a conflict of real international dimensions, brought before the United Nations. For some it was an act of aggression of a sovereign state and for others it was an act of self-defense and heroism.

The following reaction was: I'm going to Uganda!

It is impossible to get to know the recent history of Uganda, without making a special mention to the dictator who terrorized for eight years this small East African country. A tyrant who tried to stand up, without much success, against their former colonizers, the UK, or against other powers like Israel or the United States, to which he used to send telegrams advising on how to govern their country or threatening them of an imminent attack.

In the beginning, people found him affable, funny and popular. He took advantage of this popularity to overthrow the former dictator, Milton Obote, of whom he was a close collaborator, while Obote was in an official visit to the summit of Commonwealth in Singapore; as well as counting with the blessing of the Western powers, which felt that Obote was an unreliable politician and an international communism ally.

Driving Idi Amin's car

His auto-proclamation as third president in the history of Uganda was followed by a manifesto full of symbolism, rights and freedoms, in which it could be foreseen a better future for Ugandans and in which he also promised to leave office as soon as he could create a transitional democratic government. It is clear that in almost a decade, he had not the slightest intention of carrying it out. That sympathy given off in the beginning of his government was accompanied immediately by a series of delusions of grandeur: he nominated himself president for life of Uganda, conqueror of the British Empire and last King of Scotland, among other titles. His opulence was over the top, having a huge fleet of British cars such as Rolls Royce, Aston Martin or Bentley, private jets and mansions that were confiscated from his numerous opponents.

Furthermore, his bipolar character made a slaughter out of his dictatorship in civil terms, in which, overnight, you could pass from being his right-hand man to be devoured by the crocodiles of Lake Victoria; a catastrophe in economic terms, in which only their relatives enjoyed economic solvency, and grotesque from the social perspective, in which he was the only star of everything happening in Uganda: he had his own radio program in which he recounted his exploits and accomplishments besides threatening anyone who was against him, allowed polygamy so that he could marry more than one woman, organized boxing fights (he was national boxing champion), swimming or car races in which not only was he participant, but also the only winner. His eccentricity was such that he was accused of cannibalism, as it was thought that he ate the flesh of their enemies and save their skulls in the refrigerator as a trophy.

Last traces of people tortured in the chambers.

The balance of his dictatorship according to international observers and human rights groups was 300,000 dead and a great number of antisocial policies, like the one known as "economic war", a set of measures that included the expropriation of properties owned by Asians and Europeans. 80,000 Asians, most of them Indians, were deported from Uganda. All business, including large companies that formed the backbone of the Ugandan economy and all their possessions and properties were expropriated becoming part of the Idi Amin’s assets. Some of them swallowed their jewels not to leave the country without anything.

His last major folly was an attempt to invade Tanzania, his last shot in the dark that, in the end, forced him to leave the country, first in the direction to Libya, where his friend Muammar Gaddafi was waiting and then to Saudi Arabia with his other ally, King Fahd, who provided him with a shelter until his death. Unfortunately, Idi Amin became another public enemy in the list of criminals who, despite being formally indicted for genocide by the International Court of Justice in The Hague, did not pay for any of his crimes.

In a boda-boda

I landed at Entebbe International Airport at dawn, recalling the great feat of Israelis 36 years ago. A tropical storm welcomed me as Uganda is situated on the Equator line.  The traffic in Kampala, the capital, is deafening, fierce, only suitable for tricky people. Within this traffic chaos, the solution is called boda-boda, a motorcycle that is also used as a taxi and in which three or even four people without a helmet can ride. The boda-boda taxis are part of the East African culture and have their origins in Kenya's border with Uganda. The name comes from the need to transport people between the border controls without the paperwork involved in the use of motor vehicles while crossing international borders. In the 60's the bicycle was still used as the transport instead and their owners used to yell at their potential customers: "border-border" or "boda-boda" if we apply an African accent to it. The origin of Kampala is set in one of the kingdoms that inhabited a rich area of hills and swamps, an idyllic place for a kind of antelope, the impala. When the British arrived in the area, they heard that in the local language, called Luganda, the place was referred to as "Akasozi K'empala" meaning the hill of the Impala, due to the large presence of this kind of animal. So "K'empala", with a repeated use, formally became"Kampala". On the contrary, it is not unusual to see how the Luganda language adapts English words, for example, a car is known as "emotoka" (from "motor car").

Riding a boda-boda visited Kampala that with its seven hills emulates Rome, but with a little bit less glamour. Outstanding places of the city are the Gaddafi Mosque (the second largest in Africa), built thanks to the economic contribution of the former Libyan leader and from where you can see the whole city, the anarchic Kampala taxi station, the palaces of the kings of Buganda, the most prominent ethnic group in Uganda, the reminiscences of the dark past of Idi Amin's Uganda and, above all, the Lake Victoria, the second largest freshwater lake on Earth after the Lake Superior in North America, where, with my bare hands, ate one of the most delicious fishes I have ever tasted.

But its real appeal focuses on its biodiversity. Uganda is the place where the African savannah and the jungle meet. The place where you can watch lions prowling the plains and, right after that, see the chimpanzees frolicking through the forest undergrowth. The place where you can navigate through tropical rivers teemed with hippos and crocodiles before going into the mist of the mountains to visit the majestic gorillas.

Uganda welcomes you with a shy smile, hoping to become a reference location for tourists, as they are still beginners in this matter, but this is maybe the reason why the country is a delight of sympathy, hospitality and in which all your senses play an essential role to discover an incomparable country, still far from being deteriorated by the hordes of tourists. For Ugandan people I will always be a "Muzungu", originally someone who is moving around willing to see everything, or also understood as a person of foreign descent or with white skin. For me, Ugandans are special people with a special place in my heart. 

And it's for all these reasons why Sir Winston Churchill did not hesitate to recognize Uganda as the pearl of Africa.