Wednesday, October 1, 2014

CHILE, desde el culo del mundo.

Nunca olvidaré aquel día gris en el que aterrice en Chile. Mi amigo Alfredo, o 'el chileno', como le llamábamos cuando compartíamos piso en España, me esperaba en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de la capital del país. Su recibimiento no pudo ser más rotundo y sincero: "Bienvenido al culo del mundo, español". Era el final del invierno austral y el país entero se preparaba para celebrar las fiestas patrias, comúnmente conocidas como 'el dieciocho'. Aquellos días se convirtieron para Alfredo, su familia y sus amigos en una oportunidad única para enseñarme verdaderas lecciones de 'chilenidad'. Yo, como alumno aventajado, me hice más chileno que los porotos: no hacía las cosas rápido, las hacia 'al tiro'; ya no saludaba a los amigos con un "Hola, ¿Qué tal?" sino que naturalmente soltaba un "¿Cómo estai weon?"; aquellos días no tenía novia, "pololeaba"; no salía de fiesta, "carrateaba"; y como buen chileno, tenía que terminar esta introducción con un 'po'. 

Necesito un diccionario español-chileno 

Condorito, ícono del humor gráfico chileno.
Cada pueblo, región, país en Latinoamérica tiene sus particularidades lingüísticas, su acento, sus modismos y jerga. Es precisamente esa diversidad la que hace a la lengua española una de las más ricas, sino la más rica de todas las existentes en nuestro planeta. Si el acento venezolano es dulce, los acentos colombianos sensuales, y el peruano el más neutro; el chileno es simplemente inconfundible y único. Tan diferente que sería capaz de distinguir a un chileno, a metros de distancia, de entre un grupo abarrotado de hispanohablantes. Esas particularidades lingüisticas se convierten en muchas ocasiones, sin embargo, en barreras comunicativas insalvables incluso para los hispanohablantes, hasta el punto que ya se hayan publicado numerosos diccionarios del uso del español en Chile. Si eres capaz de entender el 75% del siguiente texto, estás preparado para aprobar el nivel básico de 'chilenismos':


"Nada más llegar a Chile te darás cuenta de que todos somos huevones o huevonas y que hueveamos con la huevada. Te recibirán con un banquete de empanadas de pino, papas mayo, pasteles de jaiba, machas a la parmesana, risotto de locos, pastel de choclo y todo bañado con mucha mucha palta. Por la noche, si no sales de carrete eres fome; si sales de carrete, te tocará mover el poto para encontrar polola y lo más seguro es que acabes 'curao' y estés pa' la cagá después de tomar tanto 'copete'. ¡Qué lata! Acabaste la noche sin polola, y es que ninguna era normal, sólo había flaites y cuicas. El domingo, probablemente, andarás con la caña, pero lo más rasca de todo es pensar que tienes que madrugar para ir a la pega al día siguiente. Si no quieres trabajar, no te quedará otra que jugar la polla. Aunque eso sí, los domingos son sagrados: si te tinca, tomaremos once o si prefieres, subiremos al Cerro de San Cristóbal a tomar mote con huesillos y así poder ver Santiago sin smog. ¡Pucha! Qué vida ésta... ¿cachai po'?

El dieciocho



Si no has pasado 'el dieciocho' en Chile, realmente no conoces Chile. Los chilenos se preparan, con sus mejores galas de huaso chileno (campesino criollo típico de la zona agraria del país), para la ingesta masiva de carne y alcohol en lo que son las fiestas más populares de Chile: empanadas, choripanes, anticuchos y, cómo no, el asado chileno. Las fiestas patrias no sólo sirven para conmemorar la independencia de Chile de la Corona Española, sino para reunirse con viejos amigos y sacar a relucir las tradiciones más arraigadas de identidad nacional y chilenidad, mientras que miles y miles de banderas chilenas ondean con orgullo su cielo azulado. Las fondas, ramadas o las casas de campo particulares con sus barbacoas son el epicentro de cualquier celebración dieciochera, en las que el folclore, la música tradicional, la comida, la bebida y los bailes, siendo la cueca el más popular, tienen lugar.

En el apartado de bebidas, corren ríos y ríos de alcohol por las gargantas chilenas. Además de la famosa piscola (aguardiente chileno + cola) o las micheladas, se unen al elenco de miembros selectos dieciocheros la chicha (fermentado de uva) o el terremoto, un  cóctel que se inventó en honor a uno de los muchos terremotos acaecidos en el país y que está compuesto por vino pipeño blanco, helado de piña y estocadas de fernet, granadina o licor amargo, servido todo ello en un vaso largo. El humor chileno va más allá y recomienda que te refieras a la jarra de gran tamaño del cóctel como cataclismo y al vaso pequeño de la mezcla como réplica.

¿Qué hace de Chile un lugar tan peculiar? 

 Siempre que nos fijamos en un mapa del mundo, lo primero que nos llama la atención de Chile es que es un país largo y angosto. ¿Es en realidad así? Sí. Se disputa con Canadá el hecho de ser el país más largo de norte a sur del planeta. Es tan largo que cubriría la distancia entre Nueva York y Los Ángeles o de Lisboa y Moscú, se extendería desde la frontera de Canadá con los Estados Unidos hasta la frontera sur de México con Guatemala y podría proporcionar un puente terrestre entre el extremo oriental de Brasil y la costa occidental de África. Chile es además tan angosto, que tiene sólo 177 Km. de ancho promedio y en ocasiones la distancia es tan pequeña (de hasta 90 Km.) que desde la Cordillera Andina se puede divisar el Océano Pacifico. Chile es el lugar de los extremos geográficos y climáticos: en el norte se extiende el Desierto de Atacama, el más árido del mundo; también podemos encontrar el cielo más nítido en todo el hemisferio, la meca de los astrónomos y donde las noches se convierten en un espectáculo estrellado sin igual. Santiago, la enorme capital, se expande a tal velocidad que parece ya trepar los nevados y omnipresentes Andes a sus espaldas, una Cordillera que llega a alcanzar los 6.000 metros de altura. El centro del país, con sus fértiles valles, es el origen de muchas de las frutas y de los vinos que se degustarán en las mesas de muchos países del mundo. La enigmática Isla de Rapa Nui, también conocida como la Isla de Pascua o el ombligo del mundo por sus famosos habitantes, los moái, esperan impasiblemente al extranjero con unas tradiciones y un patrimonio cultural incomparables. En el sur, lagos, ríos salvajes, volcanes y frondosos bosques  permiten un contacto profundo con la naturaleza. La isla de Chiloé, para muchos un paraíso en la tierra, es hogar de un pueblo amistoso, autor de fantásticos mitos y leyendas. En la aislada Patagonia, por último, encontraremos las ciudades más australes del mundo: Punta Arenas y Puerto Williams que sirven como puerta de entrada al mundo de los pintorescos fiordos y de los imponentes glaciares de hielo que reciben con los brazos abiertos sólo a aquellos que cuenten con un auténtico espíritu aventurero.


El país del cobre, Chile, es además un pueblo de valientes, orgullosos y tenaces habitantes que intentan disfrutar de la vida entre susto y sobresalto, entre temblor y sacudida. Bravos ejemplos de ello fueron los mineros de Calama que permanecieron 70 días bajo tierra o la gran respuesta de los equipos de voluntarios ante la catástrofe generada por el terremoto y el tsunami ocurridos el 27 de febrero de 2010. El español Alonso Ercilla lo expresó magníficamente en su poema épico La Araucana en 1569: "Chile, fértil provincia y señalada en la región Antártica famosa, de remotas naciones respetada, por fuerte, principal y poderosa; la gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida,  ni a extranjero dominio sometida. Es Chile norte sur de gran longura, costa del nuevo mar, del Sur llamado; tendrá del este a oeste de angostura, cien millas, por lo más ancho tomado (...)

Valpo y Viña 


¿Qué sería de Chile sin Valparaíso y Viña del Mar? Viña y Valpo, son dos hermanos que se quieren, se aprecian, que nunca se sueltan de la mano, ni ante los peores acontecimientos, ya se trate de incendios, terremotos o inundaciones. Viña, el hermano pequeño, lleva una vestimenta elegante y señorial, y alardea de haber aprendido las maneras más refinadas que expone en sus imponentes balnearios, sus casas de estilo inglés y sus lujosos hoteles. Es tan ordenado que hasta se le conoce como la 'ciudad jardín'. Su hermano mayor, se viste de manera desorganizada, con ropajes que representan los colores del arcoíris, y cual rebelde sin causa se siente en los precipicios de las irracionales colinas a fumar y a ver pasar el tiempo. Disfruta serpenteando por sus laberínticas calles o echando carreras con sus amigos para ver quién es el más rápido subiendo las empinadas escaleras y las pronunciadas cuestas. Aunque, a decir verdad, algunas de esas colinas son tan prominentes e inaccesibles que hasta el rebelde hermano y sus amigos necesitan la presencia de arcaicos y rudimentarios ascensores para poder llegar a ellas.

Por la tarde se relaja escribiendo los mejores poemas de amor en La Sebastiana, una casita con vistas al mar perteneciente a un tal Neruda. Cuando cae la noche desata otra de sus grandes pasiones: la de pintar ingeniosos graffitis, cargados de contenido, en las pocas paredes vacías de la ciudad. Hasta Gabriela Mistral, una de las figuras literarias más grandes de Chile escribió sobre Valpo de la siguiente manera: En cuanto a Valparaíso, vive en mi memoria por la cordialidad de su gente, más esa su alegría que parece una gracia que él reciba del mar. Si yo viviese en Chile (...) no necesitaría para ser feliz sino de ese aire juguetón, y de la presencia marina, que en todas partes me hace dichosa y cura mis males. Yo pido respetuosamente a mis jefes (ella era diplomática), que si es posible, me acuerden el favor de tener a Valparaíso o a uno de sus alrededores por residencia durante mi estadía en Chile. Desde esa residencia, puedo yo subir hacia mi valle de Elqui y bajar hasta mi Punta Arenas. Esto es un deseo, pero además una deuda. 

* Valparaíso fue reconocida por la UNESCO como ciudad patrimonio de la humanidad en 2003.

Santiago: Tan lejos, tan cerca 

Chile ha conseguido posicionarse como el país más desarrollado y seguro del continente, lo que ha derivado en un influjo masivo de jóvenes españoles en busca de un futuro mejor en este país. Es imposible no pasear por las principales calles de Santiago como Providencia y no escuchar acentos madrileños, catalanes, andaluces, extremeños o de cualquier otra región de España; pero lo de que los españoles lleguen a estas tierras no es algo novedoso, hace 500 años, Pedro de Valdivia, mi paísano extremeño, fundó, en lo que hoy se conoce como el Cerro de Santa Lucia, la que se convertiría con el tiempo en la capital de Chile: Santiago de la Nueva Extremadura. 




De camino al Cajón del Maipo
Santiago es una ciudad tan grande que para hacernos una idea de su magnitud, sólo tendremos que mencionar el hecho de que la mitad de la población de Chile vive en ella. La ciudad está dividida en 32 comunas y cuenta con un centro histórico compacto y manejable en la que los ajetreados santiaguinos viven un ritmo vertiginoso en el que sobreviven cientos de limpiadores de zapatos, vendedores ambulantes, kioskos y cafés con piernas. Sin embargo, no todo en Santiago es tráfico, smog, aglomeraciones, estrés, y frenesí: la localización de Santiago, tan cerca de la playa como de la montaña, hace que los fines de semana sean una oportunidad propicia para explorar la montaña, esquiar, bañarse en el mar o hacer trekking por lugares tan mágicos como el Cajón del Maipo.

A pesar de ser "el culo del mundo" en lo que a distancia de nuestra casa española se refiereChile y Santiago son los menos látinos y los más 'europeos' de todos los países sudamericanos, por lo que su modo de vida y pensamiento, nos resultarán tan cercanos que no encontraremos otro páis en el continente en el que el viajero español o el europeo se sienta más como en casa.

Desafortunadamente llegó la hora de decir 'hasta pronto' a Chile y a los chilenos, un pueblo que genuinamente logró llegar a mi corazón. Ellos se despiden contándome, con su particular ingenio y orgullo patrio, el por qué Chile es un país mágico e inolvidable mediante la leyenda de la creación de Chile: "¡Qué no se te olvide!":

“En el principio, Dios creó las maravillas del mundo. Sin embargo, cuando terminó se dio cuenta que había muchos trozos sueltos. Tenía partes de ríos y valles, de glaciares y desiertos, de montañas y bosques y praderas y colinas. En vez de dejar que estas maravillas se perdieran, Dios las dispuso todas en el lugar más remoto de la tierra. Así es como se creó Chile”.

(En agradecimiento a mi hermano Alfredo Romero que logró enseñarme, con esmero, las mejores tradiciones y lugares de Santiago y de Chile; a todos sus amigos (Yenny, Aquiles, Marlene, Carlos, Javi, Julio, Carolina y Rolando)  con los que celebré un inolvidable 18 de septiembre en el Lago Vichuquen, a sus padres y a toda su familia que me acogió en su casa con un cariño extraordinario. A Gretel, que esperaba este artículo desde hace mucho tiempo y a Txomin, por nuestro reencuentro después de tanto tiempo.)

English version will be soon available. 

Mi viaje a Chile en video 






 
   

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